divendres, 7 d’agost del 2015

Sociatas





Querida M,.

Estoy bloqueado. Por eso no te escribo, tengo muchas cosas que contarte, se me han acumulado cuentos e historias estos meses, pero la vida real me tiene ocupado el cerebro y no me deja pensar en otra cosa. Sabes que este blog no lo mira casi nadie, sin embargo, los pocos que lo hacen me piden que te escriba del "procés", como si no hubiera nada más en la vida. De tanto en tanto, a la historia que escribí sobre Sostres se le disparan las visitas y entonces sé que ha escrito alguna de sus estupideces y Google se ha llenado de búsquedas. De tanto en tanto, alguien recomienda la entrada sobre España, una de las últimas, la que me bloqueó, y las estadísticas se disparan de nuevo. Hay algún cuento decente en este blog pero no le interesa a nadie. Ayer Manu me pidió que volviera a escribir algo sobre "aquello" y yo escribo, M, yo escribo, pero no lo subo al blog porque nunca quise hablarte de política, porque a nadie le interesa la política, a todo el mundo le interesa su política. Hace tiempo que escribí este texto, lo corrijo, lo actualizo y te lo mando, se lo mando a Manu que, a fin de cuentas, también comienza por M.

¿Recuerdas la película "El concierto"? ¿El momento aquel en que el comunista ruso venido a menos es recibido como un enviado de Dios en un pabellón semivacío por los seguidores del partido comunista francés? Pues la realidad nos ha dado una réplica. Mi M. es sociata de toda la vida. Lo lleva en el código genético si es que en estos tiempos se puede hablar de genética sin que te dilapiden. Hija de emigrantes que llegaron a Catalunya sólo con el socialismo debajo del brazo en un tiempo en que ser andaluz significaba buscar el trabajo debajo de las piedras. Hace unos veinte años que fui con ella por primera vez a su pueblo, de vacaciones. Un pueblo bonito, de la serranía de Ronda. Lo pasamos muy bien, su familia nos recibió con cariño e hice buenas migas con algunos de sus primos. Me llamó la atención que, oficialmente, allí no había nadie de derechas, el pueblo se dividía entre socialistas y comunistas, así, a la antigua, como dos familias enfrentadas e irreconciliables. El índice de paro era atronador, casi todo el mundo se dedicaba a encalar y pagaba por contratos falsos que les permitieran cotizar lo mínimo para cobrar la prestación. La segunda vez que fui el pueblo tenía televisión de pago y teléfono gratis. Pagaban una cuota mínima a un tipo que había cableado todas las casas.

La última vez que fui no estuvimos a gusto. Hay un enorme grado de resignación moral sobre la vida que les ha tocado vivir y la que le dejarán a sus hijos. Siguen dividiéndose entre comunistas y socialistas, pero no tienen ideología, no tienen ningún modelo social en mente, la religión impregna muchos órdenes de su vida y, hablando con nosotros, a algunos sólo parecía preocuparles que nuestro hijo no hablara el castellano. El Partido Socialista gobernó España en los años difíciles y en los años del despegue económico. El Partido Socialista gobierna Andalucía desde que se formó la comunidad autónoma. De hecho, el Partido Socialista ha tenido la alcaldía de ese pueblo la mayoría de este tiempo. En todos los casos un Partido Socialista dirigido por andaluces. Han pasado 40 años desde 1975. ¿Qué han hecho con su gente?

El Partido Socialista de Euskadi dirigido por Txiki Benegas era el partido de la tradición de la izquierda vasca, mayoritariamente hijos y nietos de inmigrantes. Eje integrador y capaz de un buen equilibrio con el nacionalismo. A finales de los noventa decidieron que era mejor hacer un seguidismo irracional de la política ultranacionalista del Partido Popular y pusieron al frente del PSE a Nicolás Redondo Terreros y Rosa Díez, ni socialistas, ni integradores, ni equilibristas. Traicionando sus principios tardaron dos telediarios en dilapidar todo el bagaje político de esa formación, incluyendo su coalición con la izquierda pseudonacionalista de Euskadiko Ezkerra. Sin perder un ápice de su orgullo entre los dos convirtieron una federación poderosa del partido en el residuo que continúa siendo. Ha habido muchos intentos de redirigir la situación, pero ninguno creíble, porque ninguno ha recuperado ni la esencia ni el ideario que tenía el partido en los años ochenta.

El Partit dels Socialistes de Catalunya era, junto a la andaluza, la federación más poderosa del socialismo español. Mayoritarios en las elecciones generales en Catalunya, con las cuatro alcaldías de las cuatro capitales de forma permanente y con prácticamente todas las alcaldías de los municipios con más de 100.000 habitantes durante décadas, el PSC fue un ejemplo magnífico de capacidad de integración, de política social, desarrollo y progreso. La sociedad catalana, extremadamente maltratada por la dictadura y receptora de ingentes cantidades de inmigración del resto de España, gracias a la gestión del PSC pasó de ser un posible foco de conflicto a un notable ejercicio de convivencia pacífica. A este mérito podríamos añadir la mítica frase de Jordi Pujol "es catalán todo aquel que vive y trabaja en Catalunya", inimaginable por aquella época en boca de cualquier líder del PNV. Por desgracia, hay quien prefiere recordar artículos de adolescencia de Pujol en que se ofendía a los andaluces, hay periodismos de muchos tipos, en España impera el del estómago agradecido.

Así que M., aquí estamos. El PSC es ahora basura espacial política. Restos de un satélite espía soviético en descomposición. Nadie cumple su función y estamos desnudos ante su ausencia. La traición política que se suponen a sí mismos sobre su pasado reciente es de tal magnitud que da vergüenza incluso ver sus siglas impresas. No son nada, no son nadie y, lo que es peor, los mismos que lo han llevado a la inanidad parecen orgullosos de su soledad, "quien no quiera estar con nosotros que se vaya", y se han ido. Casi todos.

Los primeros traidores al espíritu de la constitución de 1978 fueron Felipe González y Alfonso Guerra, a partir de la LOAPA, aprobada con su acuerdo poco antes de que comenzaran a gobernar. Son ellos y sólo ellos los ejecutores del programa político con el que llegaron a dirigir el partido. Un día el suplemento dominical de El País dejó de llevar temas culturales en portada para dar prioridad al interiorismo, la moda y los objetos de regalo. Mientras los andaluces seguían preguntándose si algún día podrían trabajar en algo se acuñó el término "Beautiful people", el dinero entró a espuertas al mismo tiempo que la política salía corriendo. Resucitaron el centralismo confiando en que no tardarían el tener el control de todo el Estado y le pusieron al Partido Popular en una bandeja de plata la España una, grande y libre que en realidad llevan dentro.

El eje andaluz-castellano ha destrozado todos los socialismos de la periferia con la única intención de demostrar que son ellos los únicos, los buenos. Bono, Leguina, Paco Vázquez, Rodríguez Ibarra, Guerra, hostia, es que me pongo malo. Cada candidato foráneo ha sido defenestrado sin piedad desde dentro del partido, Borrell, Almunia y hace cuatro días, Eduardo Madina. Han puesto a un pelele a dirigir con la sombra de Susana Díaz alargándose por detrás para recordarle, con la mano clavada en su espalda, lo que ha de decir cada vez que se equivoca de frase. El voto socialista andaluz es cautivo, son los únicos socialistas fuertes y tú harás lo que se te diga.

Corre por internet un doloroso texto de un catedrático universitario andaluz quejándose de los tópicos andaluces. Cuando lo leí por primera vez no podía estar más de acuerdo con la mayoría de las cosas que decía, sin embargo, a medida que lo terminaba algo comenzaba a chirriar. Lo volví a leer y di con el error. Se dirige a nosotros, M., a ti y a mí, y nos pide que le digamos al mundo sus verdades. Y no es a nosotros a quien tiene que quejarse, nosotros no tenemos la culpa de la imagen, los chistes, los toros, la Pantoja, el fanatismo religioso, sus patéticas televisiones locales. Han gobernado ellos muchos años, se han gobernado a sí mismos y nos han gobernado a nosotros, son ellos los que tienen que mirar hacia dentro y preguntarse qué están haciendo. Se queja de que el acento andaluz está ninguneado, ridiculizado. Que alguien me lo explique, ¿quién lo hace? ¿Yo? ¿Tú? Ahí sigue la Campos cada fin de semana diciéndonos que fue un tiempo muy feliz aquel de las folclóricas, los toreros, las canciones del verano, el acento andaluz durante horas, donde no existimos los vascos, los catalanes, los gallegos, de tanto en tanto un cántabro. No es una imitadora, es ella, es a ella a quien tiene que enviarle su texto, no pedirle al resto de mundo que no veamos lo que tanto se empeñan en enseñarnos.

En las últimas elecciones a la Comunidad Autónoma de Andalucía el pueblo volvió a escoger a la líder de Partido Socialista, puesta a dedo por los mismos corruptos que acaban de salir corriendo. Puesta a dedo con la intención inicial de mandárnosla para España con sus ideas rancias de socialismo guerrista y quitar de en medio a Madina, demasiado vasco, demasiado moderno, demasiado socialista, demasiado poco víctima del terrorismo, por lo que se ve. Los andaluces no se han rebelado contra su situación, no han incendiado las calles, no han mandado a la mierda a los que llevan 40 años enfangándolos en una podredumbre tanto real como espiritual. Lo siento por el catedrático universitario, pero nadie puede ayudarles, le acaban de dar un permiso penitenciario a la tonadillera.

La semana pasada Susana Díez anunció que acortaría su permiso de maternidad para venir a Catalunya a ayudar en la campaña. Ella, con su ideario de España franquista, con su España de Enciclopedia Álvarez. Seguramente cree que al igual que en su comunidad, los andaluces catalanes la están esperando como al líder comunista ruso de "El Concierto". Ella vendrá, a decirles, a decirnos, que está vigilando, que no tenemos de qué preocuparnos, que es la madre amantísima que nos salvará de los catalanes insidiosos. Ése es su concepto, y con él hallará el pabellón medio vacío y echará la culpa a otros.

Un beso.