dimecres, 20 de març del 2019

El energumenato Vol 3: sobre los manifiestos


Querida M.,

Que los manifiestos los carga el diablo lo descubrí cuando me ofrecieron firmar el primero. Era una tarde entre semana por Vitoria, fui con JM al Estitxu (mi bar de referencia) y, como no había mucha gente, acabamos conversando con el camarero. Aquel hombre era parte de mi crianza y me había servido miles de cervezas, así que cuando me pidió que firmara un manifiesto a favor de una artista local censurada no lo dudé y allí mismo estampé mi firma al lado del DNI. Sólo después de firmar me dio por leer el pequeño dossier que acompañaba la petición. Resulta que habían retirado la obra de la joven artista de una exposición en la biblioteca municipal; como yo iba allí casi todos los días y no me había enterado seguí leyendo. La obra en cuestión era una larga tira de papel higiénico blanco sobre la cual la artista había caminado en cuclillas para dejar impresa la marca de su sangre menstrual. El responsable de la exposición la había considerado de mal gusto y la había retirado. No entraré en otros detalles, pero pensé que vaya ocasión había escogido para solidarizarme, decidiendo aquel día que mi firma y mi DNI resultarían desde entonces material preciado.

Unos años después, nada más acabar la carrera de periodismo, firmé un segundo manifiesto. Al principio de aquel último curso decidí ir al despacho del profesor Iván Tubau para decirle que, si no veía inconveniente, no asistiría más a sus clases porque me desagradaban. Le pareció bien y me aseguró que no afectaría para nada a mi nota, que esa nota sólo dependía del examen final. Hice aquel examen, me fue bien y, el día que salieron las notas, saqué una de las mejores.  Al tiempo que yo lo celebraba, un run-run corría por los pasillos, la mayoría de los alumnos habían suspendido y se estaban organizando para una queja colectiva. A los pocos días me enteré de que la universidad abría a Tubau un expediente por acoso sexual a una alumna a raíz de un comentario de clase a principio de curso (precisamente uno de los comentarios que me animó a no volver más). Por lo que yo sabía, la alumna agraviada se había quejado y él le había pedido disculpas zanjando el tema; aquella alumna no se unió a la queja contra Tubau. El por entonces decano de la facultad de periodismo era un conocido militante de ERC así que, esto es impresión mía, todos supusimos que recibió alborozado la queja de los alumnos suspendidos.

Poco después recibí una llamada de Iván Tubau pidiéndome una cita para ver si podía darle mi apoyo en este tema. Fui a su despacho y me presentó un manifiesto en forma de decálogo (puede que no fueran diez, los puntos) por si yo quería firmarlo. A pesar de que algunos de los denunciantes eran amigos míos, le dije que lo firmaría, pero que estaba en desacuerdo con varios de los puntos. En concreto, después de explicar los hechos, había varios párrafos celebrando la gran calidad docente de Tubau y eso sí que no. Me dijo que el manifiesto no se podía cambiar ni matizar, y que era habitual un poco de glosa del perjudicado para ayudarle en su defensa. Firmé y aproveché para sacudirle una pulla personal de la que me había enterado hacía poco y aún ahora me arrepiento. La encajó bien, me dio las gracias y la vida nos fue reencontrando con cierta normalidad, con una relación incluso cordial (quiso venderme sus viejos libros de cine) hasta su muerte.

Todos estos recuerdos me llegan a partir de un manifiesto en apoyo a Arcadi Espada que se ha puesto de moda. Espada pertenecía al grupo de amigos de Iván Tubau que fundó Ciudadanos: Xavier Pericay (también mi profesor, y muy bueno), Ferran Toutain, Félix de Azúa, Félix Ovejero, Albert Boadella… Todos ellos firmantes del manifiesto. Descubrí la existencia de este manifiesto a través de Juan Soto Ivars, articulista que suele llamarme la atención ya sea para el acuerdo o el desacuerdo. Tengo la sensación de que a Soto Ivars le puede, como a mí, el espíritu de contradicción, con lo que siempre busca el lado contrario de las cosas. Mi problema con él, a veces, es que creo que en su búsqueda de la equidistancia radical cae a menudo en la injusticia. Presume al mismo tiempo de firmar a favor de Espada y de donar dinero a Femen y esas equiparaciones no acostumbran a ser buenas. Los que acudimos a nuestro espíritu de contradicción para diseñar nuestro pensamiento debemos vigilar que ese mismo espíritu no nos contamine en sentido contrario. Eso es más fácil de lograr si no tienes que escribir cada día, obligatoriamente.

Como pasaba con algunos puntos del manifiesto a favor de Iván Tubau, el manifiesto a favor de Espada es un puro disparate. Podría creer que los autores no le hacen ningún favor, sin embargo, en los tiempos energúmenos que corren, a nadie le importa si firma una estupidez o no. Analicemos:

1-      El primer párrafo se queja de que, a partir de las opiniones vertidas por Espada en algunos artículos y un programa de televisión, está siendo criticado con más dureza de lo habitual o exigible. Conocí a Arcadi Espada en una clase de Xavier Pericay, cuando era un desconocido, y ya entonces me indignó por su capacidad para el insulto gratuito y la demolición del contrario. Eso fue en 1992, así que, como mínimo, Arcadi Espada lleva 25 años insultando a diestro y siniestro con total impunidad. Algunos le reconocen, como a Salvador Sostres, otro que tal, un cierto talento literario para el insulto. Yo no.
2-      El segundo y tercer párrafo aluden a las denuncias recibidas por Espada por sus ofensas a las personas con Síndrome de Down. La parte de las denuncias, si creemos en este estado de derecho, no tendría que preocuparnos, se deben resolver por su vía natural. La parte en que niega que Espada se refiere a las personas con Síndrome de Down es, simplemente, una mentira. No dice Arcadi Espada nunca “subnormales de mierda”, claro, pero por el contexto es fácil inferir que el colectivo más afectado por sus declaraciones es el de las personas con Down. A través de una amniocentesis pueden detectarse múltiples problemas genéticos (muchos de ellos ya dan lugar a personas sin posibilidades de nacer), pero es evidente que el más común es la Trisomía del cromosoma 21. La discusión con Mejide (nada santo de mi devoción) indica sin lugar a dudas que el conflicto de debate es éste y ningún otro. Tal y como todos entendimos que Toni Albà llamaba puta a Arrimadas, aunque él dijera que no sabíamos leer, todos entendemos que Espada habla del Down, aunque el manifiesto nos trate de imbéciles.

3-      El cuarto párrafo es una delirante apelación a Richard Dawkins y Peter Singer. Es evidente que lo que preocupa a Espada no son las virtudes predictivas de la amniocentesis, técnica que se utiliza con éxito desde hace muchos años. Basándose en la defensa de esta técnica y del derecho al aborto que conlleva parece que han logrado engañar a varios eminentes científicos para que firmen. Sin embargo, lo que preocupa a Espada tiene más que ver con el doctrinario neoliberal que defiende a menudo Sánchez Dragó (otro firmante de nivel VOX) y es: “esto, ¿quién lo paga?”. A Arcadi Espada le importa un pepino la bioética, lo que le preocupa son los gastos que conlleva tratar a una persona enferma, de la misma forma que estoy seguro de que a Dawkins y Singer les importa un pepino qué cubre la sanidad pública española. Por esta regla de tres espadiana, los que beben, fuman, esnifan cocaína, comen tigretones, etc, están avisados de mil maneras que tendrán problemas graves de salud, y eso lo pagamos entre todos.

4-      El quinto y sexto párrafo redondean el delirio. Arcadi Espada no introduce ningún debate bioético en la sociedad. La reducción del Down en España (y cualquier otra enfermedad detectable) gracias a estas pruebas es extraordinaria y lleva muchos años funcionando sin su concurso, y las previsiones futuras en este sentido son excelentes. Lo que Arcadi Espada pide es que, en estos ya muy reducidos casos, la sanidad pública haga una excepción y no los cubra. Tampoco se persigue judicialmente su libertad de expresión, lleva casi 30 años escribiendo memeces y participando en tertulias. Ha recibido denuncias por su tono ofensivo e insultante en un tema sensible y será su libertad de expresión la que lo defienda. En principio, en prisión provisional no está. También se insinúa en este párrafo que nada tiene que ver con sus frases hirientes y sus comentarios ofensivos sino que todo es una venganza urdida por el independentismo catalán del que, dice literalmente, “ha sido uno de los intelectuales españoles que más eficazmente ha combatido los nacionalismos”. Aparte de que su combate contra el nacionalismo, desde que fundó Ciudadanos, es una derrota de mierda consistente en hacer que la población catalana pase de un independentismo residual a casi ser mayoría, mi sensación es que estos temas tampoco son del interés de Dawkins, Singer, Pinker, ni Sokal. Estos párrafos acaban con un poti poti de problemas anteriores de Espada con la extrema izquierda, el movimiento LGTBI y el pobre Gabriel Rufián, que pasaba por allí y del que en su día Espada escribió la mítica frase: “La polla, mariconazo, ¿cómo prefieres comérmela, de un golpe o por tiempos?

5-      Sobre el último párrafo sólo puedo decir que nadie como Arcadi Espada y muchos de los abajo firmantes han sido capaces de acomodar la discusión pública a sus mezquinos intereses, las más de las veces, políticos. Si a eso unimos que la mayoría de ellos están ubicados en el entorno que va de la muy derecha de Ciudadanos a la extrema derecha de VOX y su oposición frontal al aborto, me estalla la cabeza, como seguro les estallaría a Dawkins y Singer si supieran con quién están firmando.

Los manifiestos los carga el diablo, M., y, a veces, te llevan a un territorio en el que no desearías estar. Hay que leerlos primero, leerlos bien. Y también hay que valorar al lado de quién acabas firmando porque siempre hay algún incauto que pica y da con su nombre una legitimidad que muchos de los demás firmantes no merecen, en la equidistancia no vale todo. Cuando firmas al lado de Hermann Tertsch es casi seguro que algo haces mal.
Un beso.