divendres, 26 d’octubre del 2012

Antonio Vega

Querida M,
En el disco Ezekiel de Itoiz hay una canción titulada “Ezekielen ametsa” cantada por un niño que, por la voz, podríamos colocar entre los ocho y los doce años. Es un disco que no debía ser de Itoiz, en realidad se trataba del proyecto de musicar los textos de un poeta llamado Joseba Alkalde sobre la evolución de un personaje llamado Ezekiel. Lo tenía puesto mientras estaba con Unai en la bañera y al sonar esa canción Unai me hizo callar porque me dijo que le gustaba mucho cómo cantaba aquel niño. Me preguntó si sabía cómo se llamaba o si lo conocía. Y le dije que no, y que aquel niño ya no era un niño, de hecho debía de tener mi edad, el disco es de 1980. Al salir del baño miré el librito del CD y el nombre del niño es el único dato que no sale. La letra decía “Anda la muñeca entre las olas, lleva vestidos de plomo sin resbalarse por el rocío. Flores negras son sus testigos. Flores. Testigos. Ha ordeñado los diarios (txorro, morro, piko, tallo, ke). Los piadosos embustes que contenían se han quemado entre las manos. Mentiras. Quemadas”.
Hace tiempo ya, íbamos en el coche escuchando una selección de mis canciones preferidas de los ochenta y nos dimos cuenta de un detalle curioso. Si en un cedé caben unas veinte canciones, las once primeras que había seleccionado eran de once grupos distintos de Madrid. Burning, Nacha Pop, Los Secretos, Los Ronaldos, Zombies, Radio Futura, Pistones, Alaska y Dinarama, Los Elegantes, Gabinete Caligari, no sé cuáles más. Nos llamó la atención porque ahora mismo no podríamos nombrar un solo grupo madrileño que me interese lo más mínimo. Algún día alguien debería hacer pagar a quien corresponda el páramo en que ha convertido una de las regiones más culturalmente fructíferas de finales del siglo XX. No hay músicos, ni cine, ni casi teatro que no provenga de aquellos años. Lástima.
A mí Zombies no me gustaban demasiado. Sólo la canción Groenlandia. Después cogí interés por Bernardo Bonezzi al hacer las bandas sonoras de las primeras películas de Almodóvar (hasta “Mujeres”). Almodóvar lo acabó cambiando al principio por grandes nombres como Morricone, Sakamoto o Bregovic hasta que dio con el genio vasco de Alberto Iglesias y ya no lo ha soltado más. Quizá sea una metáfora de todo. No lo sé. Bonezzi murió hace poco y volví a ver el vídeo mítico de la canción “Groenlandia” en Aplauso. Me quedé prendado al recordar a la chica que bailaba como un pato en el centro sin otra función que dotar a la escena de una coreografía inolvidable. Se llamaba Tesa algo… Me costaba recordar.
Esta semana triste, aparte de Itoiz he escuchado a Antonio Vega. En mi profundo desprecio por la poesía moderna, Antonio Vega representa un oasis. Sí, ya sé que era un cantante pop, pero encuentro en sus versos más lírismo que en cualquier libro de la editorial Visor. Hay cantautores resultones, incluso genios del ripio, como Sabina, pero poetas o aspirantes a poeta que logren su propósito, Vega parecía el último, mientras Robe Iniesta siga en el retiro. Su último disco, ya casi sin voz, me sigue poniendo los pelos de punta. Hay en él una extraña canción, con unos versos preciosos pero que no son propios de él, busqué la letra, es ésta: “A trabajos forzados me condena /mi corazón, del que te di la llave. / No quiero yo tormento que se acabe, / y de acero reclamo mi cadena. / No concibe mi alma mayor pena / que libertad sin beso que la trabe, / ni castigo concibe menos grave / que una celda de amor contigo llena. / No creo en más infierno que tu ausencia. / Paraíso sin ti, yo lo rechazo. / Que ningún juez declare mi inocencia, / porque, en este proceso a largo plazo, / buscaré solamente la sentencia / a cadena perpetua de tu abrazo."
Me llamaba la atención que Antonio Vega escribiera un soneto. Así es como descubrí que esa letra no es suya, alguien me dijo que era de una tal Tesa Arranz y así recordé el nombre de la bailarina extravagante. Hace nada me corrigieron para indicarme que se trataba de un soneto de Antonio Gala y me irrita mi error y lo poco que me gusta el poeta, pero ya no tiene remedio, discúlpame.
Un beso.
R.
P.S. Txorro, morro, piko, tallo, ke es la manera en que se llama el juego castellano “Churro, mediamanga, mangotero”. En catalán “Cavall Fort”.

2 comentaris:

  1. El soneto no es de Tesa Arranz, sino de Antonio Gala.

    ResponElimina
    Respostes
    1. Hola, muchas gracias por la corrección. Es cierta. Hace mucho que escribí ese texto y no comprendo bien qué pudo pasar. La autoría de la letra no era el motivo del texto sino que fue una consecuencia así que imagino que me limité a buscar en Google y di con el informante equivocado. Me enfada el error, suelo ser meticuloso con esas cosas y ahora, por más que busco, no encuentro la fuente que me llevó a él, al menos para saber cómo pudo pasar. De nuevo gracias y disculpas. Un saludo.

      Elimina