dijous, 15 d’agost del 2013

Estadísticas de estío volumen 1

Querida M,
No sé si algún día Catalunya será un estado independiente. O, para ser más preciso, no sé si en un breve plazo de tiempo, pongamos, por ejemplo, cien años, Catalunya tendrá su propio Estado. Sólo sé que el independentismo ya tiene un pie colocado en eso que podríamos llamar la “internacionalización del conflicto”, y forma parte del paisaje, y va ser difícil sacarlo de la foto. No me refiero a la proliferación de “senyeres estelades” por los balcones; me refiero a que hace unos días paseaba por una feria de atracciones con Unai y en los tenderetes se vendían camisetas infantiles con la estelada;  en el puesto de camisetas metaleras donde, inexplicablemente, siempre tiene un hueco Camarón, vendían toallas de playa con la estelada; y en el chiringuito de nuevas tecnologías fundas de móvil con la estelada. No hace tanto la estelada era un símbolo de subversión y ahora forma parte del márketing turístico, y todos sabemos que para eso nunca hay marcha atrás.
Estoy en unos apartamentos y el momento mejor del día es cuando me siento en la terraza del restaurante a leer el diario. Leer el diario, esa vieja tradición. Por las mañanas, a la hora del almuerzo, se nos sienta al lado un alemán con su IPad siempre encendido en la portada de algún diario de su país. No lo lee, claro, nadie lee el diario en un IPad. Se entera de las noticias de última hora, lee cuatro titulares apresurados, como si las cosas fueran a cambiar por enterarse unos minutos antes, y lo toquetea un rato. Lo mismo que hago yo con el móvil pero más grande. Me siento, pido una caña y, siempre por el final, comienzo. Leo las críticas televisivas, hago el sudoku (fácil), leo los deportes, las necrológicas (siempre me han gustado mucho), la columnas sueltas, los pies de foto, avanzo hacia opinión y leo las cartas al director. Hasta llegar a la primera página. Yo lo leo todo. Desde niño. Siempre he creído que si me saltaba alguna página podría estar perdiéndome algo. Eso, y sólo eso, es leer un diario. Me parece bien estar al día de las últimas noticias, no tengo nada en contra, pero eso y leer un diario son cosas distintas. ¿Se puede leer un diario en un IPad? Técnicamente sí. ¿Se hace? No.
La adicción al móvil se manifiesta de forma evidente cuando perdemos el sentido del oído. Por presión infantil, nos sentamos todos los días en la misma mesa para desayunarnos. Detrás de mí queda una curiosa máquina que mantiene calientes los frankfurts, los huevos revueltos y el bacon. Cada poco tiempo, esa máquina emite un extraño zumbido idéntico al de haber recibido un mensaje. Yo sé que no, que no he recibido nada, que tengo las alarmas del móvil en silencio pero, ahora que tienes Whatsapp me entenderás, ¿sabes lo que cuesta no mirar por si acaso? Es un segundo, aprietas la tecla que habilita el móvil y te cercioras de que no, de que ha sido otra vez la máquina del bacon. Incluso el oleaje del mar, a veces, emite un sonido que nos puede hacer creer que alguien se ha acordado de nosotros.
Subimos al tren de la bruja de la feria y el maquinista conducía chateando por el móvil. Supongo que sólo tenía que llevar la cuenta de las vueltas, o ni eso. Los socorristas de la piscina se sientan a la sombra de un árbol y chatean por el móvil. Los dos. Hay uno que, al menos, de tanto en tanto levanta la mirada. Quizá tiene pocos amigos. Ayer, volviendo de comprar el diario, pasé por delante de dos camareros sentados a la puerta de su restaurante, no hablaban entre ellos, ambos chateaban por el móvil a la espera de clientes. Y me acordé de ti, y de Pitxu, anda que no le habríamos sacado nosotros partido a ver la gente pasar.
Un beso.
R.
P.S. Hoy Magui me ha dicho que, caminando por el sendero de arena que conduce a la playa, hacemos el mismo ruido que cuando Unai recorre la nave del Mario Galaxy 2. ¿Ves lo que te decía?

5 comentaris:

  1. Veo tus camareros y socorristas y subo a conductor de ambulancia chateando mientras conduce con un cuarentón acojonado con la pierna rota al lado. Un abrazo.

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    1. No me digas que te has vuelto a romper la pierna...

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    2. No, eso es de hace unos meses, jajaja. Aunque, ahora que lo mencionas, vuelvo a pasar por quirófano a principios de 2014. Pronto no les quedará nada que operar...

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  2. Respostes
    1. Un banco en una calle transitada, un helado de pacharán, repugnantes palomas, qué más se puede pedir a la vida...

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