dilluns, 19 d’octubre del 2015

Dietario de un no independentista abandonado. Volumen 1: Quique y los medios



Querida M.,
Que este blog se muere. Que ya todo es de lo mismo y los cuentos, las historias imaginadas, se quedan pudriéndose en mi cabeza. Que la realidad ha ganado casi todas las batallas. Y yo no sé escribir desde la rabia ni desde el estómago. Algunos creen que sí, pero no es verdad. Hace unos días hablaba con S. y le decía lo mucho que me había sorprendido leerle y notar su bilis; él, que ve pasar las moscas y las saluda.
No hay más que un tema y yo me siento cada vez más solo. Un tema que sólo me interesa porque está ahí, como la Champions, como los limpiacristales. Un tema que sería divertido si no fuera por lo aburrido que es. Aburrimiento de mentiras, intereses y culos al aire de miles de personas que se están retratando y han salido movidas. Entre todos los medios de Madrid que soy capaz de asumir, sólo hay dos oasis con los que me siento identificado. Dejo aparte a Jordi Évole, que juega en otra liga.
Había dejado de escuchar “A vivir que son dos días”, el matinal de los fines de semana de la cadena Ser, después de que lo abandonara Concha García Campoy. Tuve algún momento de debilidad con Montserrat Domínguez pero me duró poco. Hasta que un día me desperté con el programa en los auriculares y descubrí que había caído en manos de Javier del Pino. Desde ese día creo que, no sólo ha superado a su versión original, sino que no hay un programa mejor que pueda escucharse en cualquier emisora española.
Hace un par de semanas trataron el tema de la corrupción y el oasis catalán con varios periodistas que habían publicado obras al respecto. Javier del Pino insistió en separar ese tema del proceso actual y se mantuvo como siempre, iba a decir como un gran periodista, pero el hecho es que se mantuvo como un periodista, a veces hacer lo que se debe te convierte en excepcional. Al final del programa, uno de los participantes (que trabaja en El Periódico de Catalunya) aprovechó para denunciar que la Generalitat había concedido unas subvenciones de cuantías importantes a medios de comunicación afines sólo diez días antes de las elecciones. Y aquí Javier del Pino dudó. Por un momento se mostró escandalizado y dudó. Supongo que después dejó correr el asunto porque no tenía forma de corroborar la noticia y su instinto algo debió de insinuarle al oído sobre cómo podía ser que una noticia así no hubiera alcanzado mayor transcendencia.
La noticia M., por supuesto, era mentira. Una mentira enorme, la mires por donde la mires, y eso explicaría que no haya sido artillería de campaña. Pero del Pino estaba indefenso ante ella. La primera vez que leí sobre ese tema fue en un medio digital catalán que publica en castellano. El medio denunciaba que se otorgaran las subvenciones desde la independencia que les daba no solicitarlas. Primera mentira. Esas subvenciones se otorgan a medios que fomentan la lengua catalana (como mucho se podría discutir si son convenientes o no), presumir de no solicitarlas cuando no puedes es decir que la uvas están verdes. La segunda mentira era vender la noticia como una compra con dinero público de voluntades afines. La mayor cuantía, con mucho, de las subvenciones fue para el grupo Godó y es una ofensa a la inteligencia de cualquiera hacernos creer que La Vanguardia es un medio partidario del proceso. Es una ofensa, en general.
La tercera mentira deriva de las dos primeras. A Artur Mas se le acusó de poner las elecciones en un fin de semana largo para evitar la alta participación, o de hacerlo coincidir con la Diada porque le venía bien. No debe de haber ningún caso en la historia de la política en el que un gobernante haya puesto unas elecciones en unas fechas que no le fueran propicias. Sin embargo, cualquiera que sepa cómo funcionan las subvenciones sabe que se convocan con muchos meses de antelación, que hay unos plazos para presentar la documentación, que hay unos plazos de aceptación de la misma, que hay unos plazos de concesión del importe y unos plazos para reclamar o rechazarla. Después hay unos plazos de confirmación y, finalmente, un día se paga. Todos esos plazos se conocen desde el momento en que las subvenciones salen publicadas en el BOG y se repiten cada año, buscar una coincidencia con un periodo electoral es más fácil que no encontrarla. Por cierto, la cuantía de esas subvenciones ha ido cayendo con los recortes de los últimos años, pero desde que “El Periódico” sacó su edición en catalán, el grupo Zeta se ha inflado a recibir dinero público, con Pujol de presidente.
En vista de cómo funcionan los informativos de las cadenas generalistas, el único programa donde uno podía informarse con un mínimo de criterio era “El Intermedio” del Gran Wyoming. Un programa de humor, ya es triste. Durante la última campaña electoral catalana el programa dedicó muchos minutos de su espacio al tema. A pesar de mantener su línea habitual de ataque y derribo a todo lo que se mueve, mi sensación era que según pasaban los días el programa se iba escorando sin demasiado disimulo en una dirección. El día clave de la transformación llegó con la entrevista a Josep Borrell, basada más que en lo que tenía que decir, en haber sido censurado en TV3. Poco después le hicieron un acto promocional a Miquel Iceta y hace unos días Wyoming hizo un chiste en el que daba por sentado que si algo lo decía TV3 era susceptible de ser mentira, generalización curiosa viniendo de alguien que trabaja en A3Media.
En mi modesta opinión, los informativos de TV3 han bajado de calidad desde que asumió su dirección Toni Cruanyes y, dado que a mí el proceso ha terminado por saturarme, sí me parece que los posicionamientos proindependentistas han cogido un protagonismo excesivo. Aún así, están a años luz de objetividad con respecto a los informativos de cualquier otra televisión pública que haya en España y muy por encima en pluralidad que la totalidad de las privadas que, de hecho, carecen en absoluto de ella. En el caso de la entrevista a Borrell hubo varias cosas que Wyoming no explicó. Sí dijo, con poco interés, las razones de TV3 para suspenderla, pero eso no era lo que le interesaba ni a él ni, sobre todo, a Borrell, que estaba entusiasmado presentándose como perseguido. Wyoming no explicó que la entrevista era en el canal de información 24 horas de la cadena, que tiene una audiencia ínfima y noctámbula, ni explicó que unos días antes a Borrell sí lo habían entrevistado en la radio pública catalana en el segundo programa más escuchado de Cataluña. Independientemente de las razones de TV3, programar y luego suspender aquella entrevista fue una enorme error.
TV3 está en el punto de mira de la derecha y de la ultraderecha española desde hace mucho tiempo. No son extraños los entrevistados en TV3 que se quejan de no ser entrevistados en TV3. Se han denunciado los informativos del Canal Infantil por los mismos que nos hicieron crecer con “La Bola de Cristal” (maravilloso programa que ahora se emitiría en horario protegido). Se ha acusado de falta de pluralidad a sus tertulianos cuando es imposible encontrar una sola tertulia plural sobre Cataluña en ningún otro lugar de España. Se ha acusado de independentistas a sus presentadores cuando entre sus mayores estrellas hemos podido ver a Xavier Sardá, Julia Otero, Carles Francino, Àngels Barceló, Gemma Nierga, Andreu Buenafuente, Jordi Évole, Santi Millán, Josep Cuní, Lidia Heredia y muchísimos otros periodistas a los que sería imposible etiquetar de esa forma. ¿Por qué TV3 duele tanto? Sólo hay una respuesta, TV3 es la única televisión pública de España que es líder de audiencia. TV3 es una buena televisión. Tiene el mejor programa de sátira política (Polònia) o deportiva (Crakòvia) que puede verse. Es capaz de hacer líder un programa sobre cómo recoger setas, tiene un canal infantil que debería ser la envidia de cualquier televisión pública del mundo, el mejor programa de ciencia que he visto nunca  y unos espectaculares documentales históricos asesorados por Borja de Riquer o Josep Fontana. Y todo eso es difícil de tragar.
Normalmente me duermo escuchando la repetición nocturna del programa “La competencia” de RAC1. Hace unos días no llegué y me quedé con Joseba Larrañaga, un buen periodista deportivo, vistos los demás. Cuando me desperté lo primero que escuché fue a Carlos Herrera decir “la mitad de los catalanes están enfermos” y lo más tremendo es que ya no nos sorprende. Y no es la COPE, cosas similares ya las decía en Onda Cero, y se pueden oír en Televisión Española, y en Telemadrid, y en Canal Sur, y en Cuatro, y en la Sexta y en Antena 3. Es otra gran mentira decir que el auge del independentismo es culpa de TV3. Es, de hecho, una barbaridad matemática. Un canal con un 20% de audiencia no moviliza a la mitad de la población. El único programa de TV3 capaz de generar independentistas por sí solo es esa obra maestra del humor llamada APM. Cuando pone los cortes de Curri Valenzuela, Marhuenda, Tertsch, y toda la caterva de incendiarios ultraderechistas que ocupan sillones por las tertulias.
La noche electoral en TVE una contertulia puso en duda la fiabilidad de la encuesta de TV3 por el mero hecho de ser de TV3. No fue una mala encuesta ni trataba de influir en nada puesto que salía con las urnas ya cerradas, quizá no era tan fiable como todas aquéllas que daban a Unió una buena representación parlamentaria. Pero que lo diga una contertulia de Televisión Española ya no nos sorprende a nadie. Sólo después de las elecciones Wyoming entrevistó al primer partidario del proceso en su programa, Antonio Baños. Quizá fue mi impresión, pero no se le vio cómodo ni inspirado. Es una desgracia porque estoy seguro de que tiene muchas más cosas en común con él que con Arrimadas, o Cifuentes, o Rubalcaba, a los que ha entrevistado después, y sin embargo se rio más con éstos. Tenemos a los hermanos Trueba, si Wyoming nos deja, ¿qué podemos esperar?
Ayer escuché a Quique Peinado con David Fernández y se abrió otra ventana a la esperanza e hizo que por fin escribiera este texto, intentando huir de la rabia. Antes no salía sin bilis y ayer el primer párrafo apareció así, de golpe. ¿Cuántos más como Peinado quedan allí afuera? ¿Estáis de verdad, no nos habéis abandonado? Demos gracias a dios, y a su representante en la tierra española, el cardenal Cañizares.
Un beso.

divendres, 7 d’agost del 2015

Sociatas





Querida M,.

Estoy bloqueado. Por eso no te escribo, tengo muchas cosas que contarte, se me han acumulado cuentos e historias estos meses, pero la vida real me tiene ocupado el cerebro y no me deja pensar en otra cosa. Sabes que este blog no lo mira casi nadie, sin embargo, los pocos que lo hacen me piden que te escriba del "procés", como si no hubiera nada más en la vida. De tanto en tanto, a la historia que escribí sobre Sostres se le disparan las visitas y entonces sé que ha escrito alguna de sus estupideces y Google se ha llenado de búsquedas. De tanto en tanto, alguien recomienda la entrada sobre España, una de las últimas, la que me bloqueó, y las estadísticas se disparan de nuevo. Hay algún cuento decente en este blog pero no le interesa a nadie. Ayer Manu me pidió que volviera a escribir algo sobre "aquello" y yo escribo, M, yo escribo, pero no lo subo al blog porque nunca quise hablarte de política, porque a nadie le interesa la política, a todo el mundo le interesa su política. Hace tiempo que escribí este texto, lo corrijo, lo actualizo y te lo mando, se lo mando a Manu que, a fin de cuentas, también comienza por M.

¿Recuerdas la película "El concierto"? ¿El momento aquel en que el comunista ruso venido a menos es recibido como un enviado de Dios en un pabellón semivacío por los seguidores del partido comunista francés? Pues la realidad nos ha dado una réplica. Mi M. es sociata de toda la vida. Lo lleva en el código genético si es que en estos tiempos se puede hablar de genética sin que te dilapiden. Hija de emigrantes que llegaron a Catalunya sólo con el socialismo debajo del brazo en un tiempo en que ser andaluz significaba buscar el trabajo debajo de las piedras. Hace unos veinte años que fui con ella por primera vez a su pueblo, de vacaciones. Un pueblo bonito, de la serranía de Ronda. Lo pasamos muy bien, su familia nos recibió con cariño e hice buenas migas con algunos de sus primos. Me llamó la atención que, oficialmente, allí no había nadie de derechas, el pueblo se dividía entre socialistas y comunistas, así, a la antigua, como dos familias enfrentadas e irreconciliables. El índice de paro era atronador, casi todo el mundo se dedicaba a encalar y pagaba por contratos falsos que les permitieran cotizar lo mínimo para cobrar la prestación. La segunda vez que fui el pueblo tenía televisión de pago y teléfono gratis. Pagaban una cuota mínima a un tipo que había cableado todas las casas.

La última vez que fui no estuvimos a gusto. Hay un enorme grado de resignación moral sobre la vida que les ha tocado vivir y la que le dejarán a sus hijos. Siguen dividiéndose entre comunistas y socialistas, pero no tienen ideología, no tienen ningún modelo social en mente, la religión impregna muchos órdenes de su vida y, hablando con nosotros, a algunos sólo parecía preocuparles que nuestro hijo no hablara el castellano. El Partido Socialista gobernó España en los años difíciles y en los años del despegue económico. El Partido Socialista gobierna Andalucía desde que se formó la comunidad autónoma. De hecho, el Partido Socialista ha tenido la alcaldía de ese pueblo la mayoría de este tiempo. En todos los casos un Partido Socialista dirigido por andaluces. Han pasado 40 años desde 1975. ¿Qué han hecho con su gente?

El Partido Socialista de Euskadi dirigido por Txiki Benegas era el partido de la tradición de la izquierda vasca, mayoritariamente hijos y nietos de inmigrantes. Eje integrador y capaz de un buen equilibrio con el nacionalismo. A finales de los noventa decidieron que era mejor hacer un seguidismo irracional de la política ultranacionalista del Partido Popular y pusieron al frente del PSE a Nicolás Redondo Terreros y Rosa Díez, ni socialistas, ni integradores, ni equilibristas. Traicionando sus principios tardaron dos telediarios en dilapidar todo el bagaje político de esa formación, incluyendo su coalición con la izquierda pseudonacionalista de Euskadiko Ezkerra. Sin perder un ápice de su orgullo entre los dos convirtieron una federación poderosa del partido en el residuo que continúa siendo. Ha habido muchos intentos de redirigir la situación, pero ninguno creíble, porque ninguno ha recuperado ni la esencia ni el ideario que tenía el partido en los años ochenta.

El Partit dels Socialistes de Catalunya era, junto a la andaluza, la federación más poderosa del socialismo español. Mayoritarios en las elecciones generales en Catalunya, con las cuatro alcaldías de las cuatro capitales de forma permanente y con prácticamente todas las alcaldías de los municipios con más de 100.000 habitantes durante décadas, el PSC fue un ejemplo magnífico de capacidad de integración, de política social, desarrollo y progreso. La sociedad catalana, extremadamente maltratada por la dictadura y receptora de ingentes cantidades de inmigración del resto de España, gracias a la gestión del PSC pasó de ser un posible foco de conflicto a un notable ejercicio de convivencia pacífica. A este mérito podríamos añadir la mítica frase de Jordi Pujol "es catalán todo aquel que vive y trabaja en Catalunya", inimaginable por aquella época en boca de cualquier líder del PNV. Por desgracia, hay quien prefiere recordar artículos de adolescencia de Pujol en que se ofendía a los andaluces, hay periodismos de muchos tipos, en España impera el del estómago agradecido.

Así que M., aquí estamos. El PSC es ahora basura espacial política. Restos de un satélite espía soviético en descomposición. Nadie cumple su función y estamos desnudos ante su ausencia. La traición política que se suponen a sí mismos sobre su pasado reciente es de tal magnitud que da vergüenza incluso ver sus siglas impresas. No son nada, no son nadie y, lo que es peor, los mismos que lo han llevado a la inanidad parecen orgullosos de su soledad, "quien no quiera estar con nosotros que se vaya", y se han ido. Casi todos.

Los primeros traidores al espíritu de la constitución de 1978 fueron Felipe González y Alfonso Guerra, a partir de la LOAPA, aprobada con su acuerdo poco antes de que comenzaran a gobernar. Son ellos y sólo ellos los ejecutores del programa político con el que llegaron a dirigir el partido. Un día el suplemento dominical de El País dejó de llevar temas culturales en portada para dar prioridad al interiorismo, la moda y los objetos de regalo. Mientras los andaluces seguían preguntándose si algún día podrían trabajar en algo se acuñó el término "Beautiful people", el dinero entró a espuertas al mismo tiempo que la política salía corriendo. Resucitaron el centralismo confiando en que no tardarían el tener el control de todo el Estado y le pusieron al Partido Popular en una bandeja de plata la España una, grande y libre que en realidad llevan dentro.

El eje andaluz-castellano ha destrozado todos los socialismos de la periferia con la única intención de demostrar que son ellos los únicos, los buenos. Bono, Leguina, Paco Vázquez, Rodríguez Ibarra, Guerra, hostia, es que me pongo malo. Cada candidato foráneo ha sido defenestrado sin piedad desde dentro del partido, Borrell, Almunia y hace cuatro días, Eduardo Madina. Han puesto a un pelele a dirigir con la sombra de Susana Díaz alargándose por detrás para recordarle, con la mano clavada en su espalda, lo que ha de decir cada vez que se equivoca de frase. El voto socialista andaluz es cautivo, son los únicos socialistas fuertes y tú harás lo que se te diga.

Corre por internet un doloroso texto de un catedrático universitario andaluz quejándose de los tópicos andaluces. Cuando lo leí por primera vez no podía estar más de acuerdo con la mayoría de las cosas que decía, sin embargo, a medida que lo terminaba algo comenzaba a chirriar. Lo volví a leer y di con el error. Se dirige a nosotros, M., a ti y a mí, y nos pide que le digamos al mundo sus verdades. Y no es a nosotros a quien tiene que quejarse, nosotros no tenemos la culpa de la imagen, los chistes, los toros, la Pantoja, el fanatismo religioso, sus patéticas televisiones locales. Han gobernado ellos muchos años, se han gobernado a sí mismos y nos han gobernado a nosotros, son ellos los que tienen que mirar hacia dentro y preguntarse qué están haciendo. Se queja de que el acento andaluz está ninguneado, ridiculizado. Que alguien me lo explique, ¿quién lo hace? ¿Yo? ¿Tú? Ahí sigue la Campos cada fin de semana diciéndonos que fue un tiempo muy feliz aquel de las folclóricas, los toreros, las canciones del verano, el acento andaluz durante horas, donde no existimos los vascos, los catalanes, los gallegos, de tanto en tanto un cántabro. No es una imitadora, es ella, es a ella a quien tiene que enviarle su texto, no pedirle al resto de mundo que no veamos lo que tanto se empeñan en enseñarnos.

En las últimas elecciones a la Comunidad Autónoma de Andalucía el pueblo volvió a escoger a la líder de Partido Socialista, puesta a dedo por los mismos corruptos que acaban de salir corriendo. Puesta a dedo con la intención inicial de mandárnosla para España con sus ideas rancias de socialismo guerrista y quitar de en medio a Madina, demasiado vasco, demasiado moderno, demasiado socialista, demasiado poco víctima del terrorismo, por lo que se ve. Los andaluces no se han rebelado contra su situación, no han incendiado las calles, no han mandado a la mierda a los que llevan 40 años enfangándolos en una podredumbre tanto real como espiritual. Lo siento por el catedrático universitario, pero nadie puede ayudarles, le acaban de dar un permiso penitenciario a la tonadillera.

La semana pasada Susana Díez anunció que acortaría su permiso de maternidad para venir a Catalunya a ayudar en la campaña. Ella, con su ideario de España franquista, con su España de Enciclopedia Álvarez. Seguramente cree que al igual que en su comunidad, los andaluces catalanes la están esperando como al líder comunista ruso de "El Concierto". Ella vendrá, a decirles, a decirnos, que está vigilando, que no tenemos de qué preocuparnos, que es la madre amantísima que nos salvará de los catalanes insidiosos. Ése es su concepto, y con él hallará el pabellón medio vacío y echará la culpa a otros.

Un beso.