dimarts, 27 de setembre del 2016

El energumenato Vol. 1: las redes




Querida M.,
Detrás de una causa, por noble que ésta sea, siempre acaba emergiendo el energúmeno. El ser humano tiene una infinita capacidad para buscar nuevas cosas de las que preocuparse y a eso, a la larga, lo acabamos llamando progreso.  Sin embargo, para una correcta evolución de los hechos, para que las causas y las cosas no se nos vayan de las manos, resulta imprescindible la figura del energúmeno, aquel dispuesto a llevar la situación hasta sus últimas consecuencias y hacernos ver así los límites de lo racional. El energúmeno pide un millón donde sólo caben mil o se suicida para salvar a un escarabajo de morir. Siempre ha sido así, los listos se han servido de ellos para tensar sus cuerdas, aunque en ocasiones se han quemado las manos de tanto estirar.
Por eso no es de extrañar que algún día el energúmeno nos tomara la delantera y en este difícil equilibrio del tira y afloja acabara teniendo la sartén por el mango. Como decía la canción “los inmorales nos han igualao”. Ya están aquí, el energumenato es el nuevo régimen que nos toca vivir, ha venido para quedarse y supongo que tenemos años por delante para disfrutar de su dictadura. Les hemos dado autoyuda y herramientas, casi armas, con las que se sienten invencibles, y no se les puede señalar porque tienen un ejército anónimo de sacerdotes que les hacen fuertes.
¿Por qué los energúmenos han llegado a tocar pelo? ¿Cómo hemos sucumbido a su régimen? La tecnología M., que sumada a la autoestima se convierte en un cóctel peligrosísimo de democratización de la estupidez. Las redes sociales, sean anónimas o no, proporcionan todo lo que el energúmeno necesita para trascender. El energúmeno analógico era consciente de su estatus y le bastaba con dar la nota en el bar o en las comidas familiares, amargaba la tarde de un par de amigos o algún primo al que no volvía a hablar y la cosa quedaba ahí. El energumenato es totalitario, no falta en ningún sitio, si son feos exhiben sus fotos, si son tontos exhiben sus razonamientos, si son delincuentes exhiben sus crímenes.
Está por llegar el día en el que un hombre se muestre en twitter más inteligente de lo que realmente es. Sin embargo, son infinitos los casos en que la red nos lo ha enseñado mucho más tonto de lo que creíamos. Twitter es el grado sumo de poder del energumenato, el ensalzamiento definitivo de la sandez . Sintetizar la razón en unos pocos caracteres se presta al chiste, a la cita efímera, pero sobre todo se presta a la tontería; es, deliberadamente, lo contrario de razonar. En la mayoría de casos, tras un par de frases, vamos a pensar que bienintencionadas, aparece el insulto, el agravio, el argumento más enajenado y, por fin, la sinrazón en estado puro.
Te escribí, hace años, que el independentismo catalán había venido para quedarse, que su simbología ya formaba parte del paisaje. Pero eso no quiere decir que sea fuerte, al revés, es frágil y todo lo que sube de forma meteórica tiende a bajar igual de rápido si le entra agua en el depósito. Los medios más españolistas y los sectores más exacerbados del unionismo llevan años tratando de buscar la imagen, el discurso, el argumentario que les permita identificar el independentismo con el energumenato y, milagrosamente, no lo estaban logrando: casi nada de disturbios en la diada, de salidas de tono de la clase dirigente, de historicismo, clasismo o patriotismo trasnochado… Los casos que había eran tan residuales que parecía de verdad increíble que los energúmenos no hubieran podido aún clavar sus garras hasta la médula del “procés”.
Pero pasan los años y parece que los vigilantes están cansados. Hace unos meses unos indeseables agredieron a unas chiquitas por tener un tenderete de apoyo a la selección española. Y pudo ser una excepción, pero fue la primera excepción. Los dos últimos meses nos los hemos pasado dándole vueltas al pregón de la fiesta mayor y, como casi nadie parece interesado en explicar las cosas como son, te lo explico yo. Javier Pérez Andújar es un reputado crítico literario con una obra propia que, sin temor a equivocarme, podemos cualificar como reconocida y de calidad. La gran mayoría de esa obra está inspirada en la Barcelona del extrarradio, sus barrios, la inmigración y temas afines, motivo por el cual en 2014 la alcaldía de Xavier Trias le concedió el Premi Ciutat de Barcelona. Es un autor crítico, de izquierdas y ajeno por completo a cualquier tipo de patriotismo, vaya, lo que en todo país civilizado de nuestro entorno, de ésos con los que en Catalunya nos gusta tanto compararnos,  sería, como lo es aquí, una figura relevante.
Pues bien, M., a los pocos días del nombramiento de Pérez Andújar como pregonero de la fiesta mayor en su Barcelona natal, un líder del energumenato independentista (debo recordarte que todas las causas tienen el suyo) se lanzó a twitter con un hashtag que incitaba a boicotear con una pitada el pregón puesto que Pérez Andújar no es de los suyos y les había ofendido no siéndolo. Enseguida, la energúmena mayor del movimiento lo secundó con euforia y la cosa no habría pasado de anécdota internetera si un diario catalán especialmente afín al unionismo no hubiera visto a través de esa espita la oportunidad que llevaba meses esperando. Con el bonito titular “Caza de brujas nacionalista contra el pregonero de la Mercé” se elevó a la categoría de portada una bronca callejera del energumenato online. A base de insistir, el periódico en cuestión llenó su trampa de queso hasta que todos los ratones del independentismo estuvieron dentro y ya no hubo remedio. Javier Pérez Andújar se convirtió en el saco de boxeo del conflicto entre las dos Cataluñas y, por qué no decirlo, de paso, como viene sucediendo desde que tomó posesión del cargo, cualquier excusa es buena para sacudir a la alcaldesa.
Esto es una suposición mía, pero imagino que alguien de su entorno debió de aclarar al energumenato que una pitada al pregón por motivos ideológicos era una fascistada y un ataque en toda regla a la libertad de expresión; aún así, ante la absurda idea de recular y dejarlo correr, el buen energúmeno siempre encuentra una nueva opción con la que dar la nota. Y dimos con el contrapregón. Y bueno… sé que es una opinión personal, pero creo que ampliamente respaldada, Pérez Andújar regaló a la ciudad de Barcelona un magnífico y sentimental documento literario mientras el energumenato nos brindó una retahíla de chistes baratos propios de un día poco inspirado de Los Morancos. Es más, la mayor parte de los argumentos de concordia que Toni Albà trató de utilizar estaban en notoria contradicción tanto con el contrapregón en sí como con todos los hechos que él mismo había desencadenado.
El independentismo es frágil, cielo. Unos cuantos asuntos más como éste los puede pagar muy caros. Perdiendo gas, pero el energumenato ha continuado babeando unos días más tratando de sacar nuevos argumentos contra el pregón de un infantilismo insultante. Mientras, los intereses del unionismo más exacerbado han tratado de usar a Pérez Andújar en su beneficio, hozando sin piedad en la trampa de queso y las cagarrutas secas de los ratones, tratando de convencernos de que es uno de los suyos y ofreciéndole su solidaridad de puñal en la espalda. El independentismo es frágil, M., y si mira hacia sus energúmenos con la misma condescendencia con que el PNV miraba en aquel tiempo a “sus chavales”, si les deja tomar las riendas del asunto, no tardará en ver cómo muchos de sus nuevos acólitos salen corriendo ante la horrible perspectiva de compartir barco con ellos.
Un beso.

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