dilluns, 11 de març del 2013

La máquina del café perfecto



Querida M,
En el reparto tras la separación de la canción Reykjavik él se queda con las películas de Kurosawa y ella con los discos de Lou Reed. Él con el wok y ella con la máquina del café perfecto. No es listo ni nada el tío.
Justo cuando la Catalònia comenzaba a dar síntomas de asfixia, abrieron al otro lado de la calle una tienda de Apple. El día de la inauguración, yo salía de la estación de Renfe y me encontré con dos sorprendentes filas de trabajadores vestidos de azul que hacían el pasillo y jaleaban con aplausos y cánticos a los clientes, que habían pasado horas allí haciendo cola para poder decir que fueron los primeros en entrar. Sentí un ataque feroz de vergüenza ajena y pensé en el pobre cliente que debía de sentirse tratado como ganado con dinero. Pero el equivocado soy yo. Parecían contentos.
Hace poco vinieron Stephan y Maite de Holanda y me trajeron un par de paquetes de unas galletas típicas de allí. Se llaman “stroopwafels” y me puse contentísimo cuando las vi porque me encantan. Entonces grité “¡tapatés, son tapatés!”. Stephan me miraba pelín estupefacto y yo le decía que las tenía que ir a comprar expresamente al “Tea House” de Plaça Catalunya y él qué por qué. Se ve que en Holanda las fabrican, son típicas, se las comen, pero no las usan para tapar el té, aunque a Stephan le pareció una idea ingeniosa.
Cada año, por las fiestas de Cerdanyola se pone la feria de productos artesanales y yo aprovecho para comprar té en un tenderete que expone unos saquitos con mucha variedad. Tengo varias cajitas para guardarlo y una grande, metálica, con seis casillas para mis preferidos. Soy muy básico y sigo prefiriendo el Earl Grey o el té de Navidad, que me lo tomo todo el año. Sin embargo, me gusta mucho probar nuevos sabores, y olerlos todos para tener difícil escoger.
Si no lleva algo de alcohol, el café sabes que no me gusta. Sin embargo hace un tiempo leí una entrevista con Salvador Sans, presidente del Fórum del Café, y pensé que debía de ser todo un mundo. En ella hablaba de lo importante que era conocer el origen, la molienda, la conservación y, sobre todo, el agua. Hablaba de las diversas maneras que hay de prepararlo y también recomendaba una marca de cafeteras de filtro como la mejor posibilidad de tomar un café aromático en casa. No recuerdo cuál.
Para los amantes del café hay un universo por descubrir aunque conozco poca gente dispuesta a hacerlo. Para comenzar, el protagonista de la canción se quita de encima la “máquina del café perfecto”. No falla, pero castra al consumidor de por vida, le cierra las puertas de ese universo y le cobra un dineral por cada café, por cada máquina. Lo vuelve cautivo de su producto monocorde a golpe de patentes.
Compré algunas veces café recién molido en una cafetería de Barcelona que también lo vende; por cambiar. Hace poco comprobé que hacen sus propias cápsulas, mucho más caras. Nestlé, en su inmensa capacidad para fagocitar el mercado, ha sido capaz de imponer una única manera de tomar un único café. Cuando se ha dicho que producía residuos ha generado campañas de reciclaje y ahora se fabrican artesanías con las cápsulas. Cuando han colocado carne que no era donde no debía ser la han enviado al tercer mundo.
Somos capaces de investigar hasta aburrirnos la durabilidad y prestaciones de una lavadora, pero podemos gastarnos el mismo importe en un teléfono que será cambiado en un año, sin tener ni la menor idea de cómo funcionará. La Catalònia cerró y Apple sigue. Nestlé nos vende mediocridad haciéndonos creer que somos importantes. Quizá lo que deberíamos preguntarnos no es si se venden más o menos libros, sino a qué dedicamos el tiempo libre. Claro que esa es otra canción.
Un beso.
R.

2 comentaris:

  1. No puedo no estar de acuerdo..., pero la fascinación de lo bonito sigue pudiendo mucho en mí!

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  2. un té calentito con una stroopwafels y charlar contingo, es una de las mejores maneras que se me ocurren de pasar el tiempo libre

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