dimarts, 13 de novembre del 2012

Casas de muñecas


Querida M,
Cuando el teólogo Johann Georg Schelhorn decidió dedicarse a la historiografía biográfica igual equivocó los personajes. Sería discutible. Pero gracias a él podemos conocer la vida, obra y méritos del jurisconsulto alemán Philippo Camerario, nacido en 1537 y tercer hijo del célebre humanista y filólogo Joaquim Camerario.
Debemos también a Camerario la recopilación de todas las cartas que detallan la vida del genial sabio alemán  Zacharias Conrad von Uffenbach, hombre viajero y acumulador de una inmensa cultura. Es así como sabemos de su célebre visita a la ciudad de Oxford en 1710. A lo largo de esa visita Von Uffenbach estudió con detenimiento los más importantes manuscritos de la biblioteca de la universidad y de algunas bibliotecas particulares.
Los hermanos Quarrell recogieron esta visita en su libro “Oxford in 1710, from the travels of Zacharias Conrad von Uffenbach”. También recogieron las múltiples notas que el sabio escribió acerca de la Iglesia de Cristo de la ciudad, inmortalizada en el precioso dibujo de David Loggan.
Unos años antes, Petronella Oortman había dado por finalizada la construcción de su mítica casa de muñecas. La había comenzado en 1686 y la terminó en 1705. Fue considerada en su momento una de las maravillas del mundo y aún hoy está considerada como una de las más hermosas jamás realizada. Este hecho despertó también la curiosidad de Von Uffenbach que en cuanto pudo organizó un viaje a Holanda para visitarla.
No deja de ser una suerte que Petronilla Oortman muriera dos años antes de que se pudiera realizar aquella visita. Von Uffenbach se presentó en Amsterdam en 1718 y estuvo estudiando la casa durante tres horas. Se interesó por la tradicional braga holandesa que vestían las muñecas. Inspeccionó con cuidado los diminutos libros de la biblioteca y miró dentro de todos los armarios. También se le mostró el buen funcionamiento de la cocina, sin embargo, Petronilla Oortman habría muerto del susto al ver al sabio fruncir el ceño detectando que el mecanismo de la fuente del jardín no funcionaba.
Todo esto podría ser verdad. Da lo mismo, ¿no?
Un beso.
R.

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